Carta

Me consumiste y ahora te jodes. No me vengas con que no sabías porque sabemos, tanto vos como yo que esto iba a ser así.
Y si, de repente vas a volverte más torpe, y por más que intentes, no vas a discimularlo. Vas a reirte!!! Agradeceme por eso, si al fin y al cabo es lo que querés. Vas a bailar en euforia, sin parar, con una sonrisa que sonríe a todos y a la vez a nadie. Puede que no bailes, aún así te vas a mover.
No intentes hacer que no, porque es peor. Descartá la posibilidad del teléfono, se sabe que no es el mejor recurso. Tranquilidad. Te lo aviso... de nuevo, el teléfono no!
Y consumis un poco más.
El teléfono peligra... "total"...
Y de repente todo cierra. Todo funciona.
Minutos sin rumbo.
Pasan. Pasan. Pasan.
Cara o seca, con o sin, bien o mal.
Cuando llegues, te vas a acordar de mi. Vas a pensar, pensar, pensar. No lo hagas. Te sugiero seriamente que no!
Escribí.

No Me Presionen ®
Ahi vamos..

La particular cagada de mi profesión: el prejuicio

El prejuicio. Todos lo hacemos. Pero nosotros más.
Intento evitarlo. Soy consciente de que éste me sesga.
Ojalá estuviera siempre equivocada. Pero no siempre pasa.
Lo controlo. Hasta ahí.
Me controlo, me controla.

Imposibilidad de la NO Censura

¿Sabés que pasa? Cuando Freud habla de los mecanismos de defensa, lo banco (ojo, no pasa muy seguido). Y en mi, como en todos, funcionan perfecto. Por un extraño motivo borro, elimino, suprimo todo recuerdo displacentero. Es sencillo: me olvido (bah, se sabe que no es olvido propiamente dicho). Y si bien me acuerdo de lo sucedido, lo que no recuerdo es la intensidad de lo que me provocó. Mirá que no es algo voluntario, ojalá lo fuera, intento tratar de no olvidarme cosas que pasaron y como me hicieron sentir, porque son las "lecciones de vida", pero como que siempre me quedo con lo lindo.
Esto explica porqué es que casi no tengo conflictos con las personas, y si alguna vez los tuve, supe perdonar. Pero (siempre hay un "pero") esto es una cagada también, por más lindo que parezca. Hace que uno no aprenda. Yo no aprendo. Bah, si aprendo, dea.po.qui.ti.to. Y vuelta a dar con la misma piedra. Pero epa que vengo mejorando!!
Por eso te pido, que si de repente detectás que estoy por dar con la misma piedra de nuevo, me avises.. porque yo me olvido, a menos que me recuerden. Haceme ese favor.
Gracias, un besote
Sofi

Una linda fábula que alguna vez escuché

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el aburrimiento había bostezado por primera vez; la locura como siempre propuso.- Vamos a jugar a los escondidos? La intriga levantó la ceja, y la curiosidad sin poder contenerse pregunto: ¿Y como es eso? Es el juego - Explico la locura - en que yo me tapo la cara y cuento hasta 1000 y el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El entusiasmo bailo de emoción secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda e incluso a la apatía a la que nunca le interesaba nada. Pero todos quisieron participar. La verdad, prefirió no esconderse ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia opinó que era un juego tonto (En el fondo le molestaba que no hubiera salido de ella) y la cobardía prefirió no arriesgarse.1, 2, 3 comenzó a contar. La primera en esconderse fue la pereza que como siempre se dejo caer tras las piedras del camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras el triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir al árbol mas alto. La generosidad casi no alcanzaba lugar para esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. Así termino por acurrucarse en un rallito de sol. El egoísmo en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio: aireado, cómodo, pero sólo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arcoiris) y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido... estaba sin rumbo, no recordaba que tenía que hacer.
Cuando la locura contaba 999 el amor no había encontrado aún un sitio donde esconderse entre las flores.1000 contó la locura y comenzó a buscar. La primera fue la pereza a solo tres pasos detrás de una piedra, después se escuchó a la fe discutiendo con dios en el cielo sobre zoología y a la pasión y al deseo los sintió vibrar en los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo.Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo el solo salió disparado de su escondite que resultó ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago halló la belleza, con la duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidirse en que lado esconderse. Así fue hallando a todos. Al talento entre las hierbas frescas, a la angustia en una oscura cueva, a la mentira detrás del arcoiris (mentira, la encontró en el fondo del mar). Hasta el olvido había olvidado que estaba jugando a los escondidos. Pero solo el amor no aparecía por ningún sitio, la locura lo buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando iba a darse por vencida divisó un rosal y pensó: El amor como siempre tan cursi seguro que se escondió entre las rosas. Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escucho. Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, suplicó, pidió perdón y hasta juró ser su lazarillo. Y entonces.Desde que por primera vez se jugó en la tierra a los escondidos:El amor es ciego y la locura lo lleva de la mano

¿Según quién? ¿Según qué?

Voy a intentar parafrasear la conversación de la manera más completa posibe, espero que salga, cualquier semejanza con la realidad es lo que se busca!!

Sofi: ¿y? ¿las novias como vienen?
J: el otro día conocí una chica. Me gustó. Le saqué el teléfono.
Sofi: Bien! y?
J: Estoy esperando que pasen unos días así la llamo
Sofi: unos días?
J: si, no la voy a llamar al toque, sino se piensa cualquier cosa.. tengo que dejar pasar unos días, calculo que la llamaré el jueves o el viernes.

Creo que ésta fue la conversación detonante para que por fin me dedique a escribir acerca de este asunto del protocolo, o del manual de pasos a seguir.
Escrito por esta "maldita sociedad" pareciera que existiera un libro protocolar que nos indicara qué hacer, cómo, cuándo y de qué manera. Que "da" y que no "da".
Desde que soy muy pequeña que veo que las personas, sobretodo respecto de las relaciones vinculares, se rige por parámetros establecidos, implícitos, que indican que algo está bien o mal.
Mismo me veo a mi bajo influencia de ello. Me indigna. Y de repente, lo mejor de todo, la genuinidad, queda totalmente aplacada.

Solo quiero acotar esto, podría escribir libros acerca de esta temática que tanto me moviliza, pero prefiero acotarlo a esto. Sólo para pensar.