El entusiasmo bailo de emoción secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que t

Cuando la locura contaba 999 el amor no había encontrado aún un sitio donde esconderse entre las flores.1000 contó la locura y comenzó a buscar. La primera fue la pereza a solo tres pasos detrás de una piedra, después se escuchó a la fe discutiendo con dios en el cielo sobre zoología y a la pasión y al deseo los sintió vibrar en los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo.Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo el solo salió disparado de su escondite que resultó ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago halló la belleza, con la duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidirse en que lado esconderse. Así fue hallando a todos. Al talento entre las hierbas frescas, a la angustia en una oscura cueva, a la mentira detrás del arcoiris (mentira, la encontró en el fondo del mar). Hasta el olvido había olvidado que estaba jugando a los escondidos. Pero solo el amor no aparecía por ningún sitio, la locura lo buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando iba a darse por vencida divisó un rosal y pensó: El amor como siempre tan cursi seguro que se escondió entre las rosas. Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escucho. Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, suplicó, pidió perdón y hasta juró ser su lazarillo. Y entonces.Desde que por primera vez se jugó en la tierra a los escondidos:El amor es ciego y la locura lo lleva de la mano