Tuesday, July 21, 2009

I'm back

Desarmando > Rearticulando

No hay con qué darle, lo único que hace que las cosas se vayan dando es el tiempo. Es la única variable mínima e indispensable para que las cosas se den. No es el único factor, pero sí excluyente, y por más que no querramos depende de que le demos lugar al tiempo para que las cosas se den sanamente.

A lo largo de mi vida he ido aprendiendo a intentar lidiar de la manera más sana posible con las diferentes situaciones de la vida que me han generado emociones de cualquier tipo. Gran parte del aprendizaje se da gracias a la experiencia (la cual se da únicamente gracias al paso del tiempo). Debo agradecer a muchos personajes que me han hecho llorar, reir, reflexionar, dudar, que me han dado seguridad, o bien lo contrario. Pasando desde los Martines, Diegos, Juanes por Ani, Marina, Ale, Angie, Luz, Caro, Lauty, Jose, Manu, hasta Huguito, Russells o bien el Ceja, a MIS PADRES, todos personajes que me han dejado una enseñanza, que hacen que hoy yo sea lo que soy, piense como pienso y actue como actuo.

Pero voy a acotarme a los últimos años, más específicamente los últimos dos años en donde he vivido los cambios más importantes respecto de mi misma. Es decir, los años de mi vida en donde dejé de ser para el otro, para ser para mi.

Me lo han dicho y siempre lo supe: tengo una gran capacidad de autocrítica e introspección, si puede llamarse así, María lo llama capacidad metacognitiva. Aún así me había negado siempre a la posibilidad de ir a un psicólogo. De alguna manera creía que el psicólogo era sinónimo de bastón y que el bastón es para los débiles. Aunque gracias a Dios y al tiempo y al proceso madurativo natural, algo me iluminó (o alguien, posiblemente Jose y Roxana) e intenté comenzar a sacarme ese prejuicio de encima. Así fue que tuve dos intentos fallidos, y afortunadamente al tercer intento le di en la tecla.

Empecé a hacer terapia en Aiglé hace aproximadamente un año. Decidir hacerlo fue difícil ya que la escusa monetaria se imponía permanentemente, pero como dijo Jose, son elecciones y así fue que elegí empezar a invertir en mi.

Tuve una entrevista de admisión, una sola. Tengo vagos recuerdos de cuál fue el “motivo de consulta”. Probablemente problemas con mi casa y/o el trabajo. Y con muchas expectativas así fue como comencé el tratamiento psicoterapéutico.

La consigna de la última sesión fue, si mal no recuerdo, que escribiera cómo veía yo el trabajo que realicé y realizamos durante este año. Pero he descubierto en estas últimas sesiones que me cuesta mucho remitirme a algo concreto en lo que he trabajado. Encuentro mucha dificultad a la hora de decir qué trabajé, qué problemas tuve, y cómo fue que se dio la evolución o el crecimiento. Creo que es lógico que esto me pase por la simple cuestión de que está todo vinculado, pero aún así siento que no entiendo como todo pasó.

No obstante, sí puedo identificar muchas cosas que he cambiado, o que al menos son las que siento diferente:

- La velocidad de procesamiento de información posiblemente no haya variado, es decir, no puedo decir que pienso menos en cuanto a lo cuantitativo, pero sí creo que he cambiado el carácter cualitativo de mis pensamientos. Mediante estrategias de concientización de “mi cabeza cuando va a mil innecesariamente” o bien a través de las alarmas he logrado bajar un cambio, disminuir las revoluciones y ser más selectiva en cuanto a qué pensarlo y cómo.

- Aprendí que existen niveles, y que no puedo asociar todo lo que me pasa con mis vínculos primarios. Si bien sabía por mis estudios que hay diferentes niveles estructurales en los que se trabaja, no fue hasta hace poco que realmente comprendí de qué se trataba.

- Aprendí a que de nada me sirve agregarle valores morales a cada una de las acciones, tanto mías o del resto. Y a su vez, a que los extremos no son buenos, que hay una gran gama de grises, que pueden ser muy reconfortantes.

- Me concienticé aún más de el marcado oposicionismo constante, que tánto caracteriza tanto mi persona como mis conductas.

- Me enseñaron que nunca se sabe qué puede pasar, pero si uno se conecta con lo que realmente siente y puede estar bien con ello, la incertidumbre del qué va a suceder deja de ser molesta, dando lugar al disfrute. (releo este ítem y lo reformulo en mi cabeza, pero lo voy a dejar así, agregando que ésto se da de manera ideal cuando uno puede tener la seguridad suficiente para estar bien con “ello”, ya que el hacerse cargo tiene esta virtud).

- Aprendí que no debo buscar respuestas en los otros, sino en mi misma, siempre que le de lugar al tiempo. Las cosas necesitan tiempo, la gente necesita tiempo.

- Aprendí a integrar (o al menos en eso estoy). Nadie es perfecto, con nadie voy a estar 100% de acuerdo, pero sí puedo elegir con qué quedarme y con qué no, con quien compartir qué y con quien no. Y lo que es más importante, aprender que la clave del éxito es intentar incorporar y querer al otro como es, sin intentar modificarlo –estoy intentando-.

- Noté que para que el cambio sea efectivo, generalmente es precedido por una crisis, concepto previamente estudiado, aunque recientemente vivido y reconocido como tal. Fue un año de quiebre, en donde el cuestionamiento extremo me llevo a abrir los ojos, tomar coraje, decidir quién quiero ser, y mostrarme como tal, sabiendo que hay cosas que van a gustar, otras que no, cosas que se comparten cosas que no y que éstas no tienen por qué generar conflicto si se las respeta.

- Entendí que para incorporar sanamente a algo/alguien, hay que desintegrarlo, desarmarlo, para rearmarlo con una estructura diferente, una estructura de aceptación y no de crítica. Así fue que hice con mi mamá. Comprendiendo que para que haya un cambio, no solo hay que cambiar aquello que molesta, sino también aquello lindo, es una modificación INTEGRAL. Los vínculos son complejos y de a dos, y no se puede modificar un polo sin alterar el otro, de lo contrario no surte efecto.

- También me mostraron que soy vulnerable en algunos aspectos, que uno no puede ser siempre fuerte en todo. Y que tener vulnerabilidades no es malo, y mucho menos lo es pedir ayuda, aceptar un consejo y reconocer dicha vulnerabilidad como tal.

- Estoy intentando aceptarme como soy. Reconciliarme con mi cuerpo, quererme. Ésta fue una temática intensa. He escrito algo que jamás creí que fuera capaz de escribir, mejor dicho, no creía que fuera algo de tal envergadura.

- También estoy en el camino, creo, de aceptación de todo mi conflicto a nivel socio-cultural que tanto me aqueja discimuladamente. Este es tema junto con el anterior es de los temas que más tiempo me exigen.

En síntesis, estoy madurando, estoy creciendo. Cambié el eje, lo cual era necesario para el cambio ya siempre tuve mucha dificultad para mirar hacia adentro y conectarme conmigo, siempre para el otro. Este corrimiento de eje trae aparejado un crecimiento en lo vincular, una ruptura con la dependencia de la aprobación constante del otro. Ruptura generadora de seguridad, quien viene a luchar contra mi abundante inseguridad. Todo un proceso, largo, muy largo, y que recién empieza.

Me esperan cambios, buenos, tengo mucha energía positiva y ganas de seguir trabajando para encontrar ese equilibrio que tanto anhelamos todos, esa seguridad. Tengo la sensación de que estoy por buen camino, aunque falta mucho y no quiero correr al tiempo. Estoy intentando sacarle exigencia a mi vida, para acentuar el disfrute y así aprovechar cada dia de esta vida.

Ese tercer intento, acertado, fue un antes y un después en mi vida. Gracias María.

No comments: